Tendría 5 o 6 años, durmiendo mi siesta de la tarde, me desperté y no estaba mi mamá ni mi papá, solo mi abuelita en la sala. Mi hermano seguía durmiendo y yo solo lloraba. Lloraba porque mi mamá no estaba allí, ella se había ido a trabajar. Nunca me voy a olvidar lo desconsolada que me sentí; mi mamá llego a la hora con una gran sonrisa y súper cansada de trabajar, aún así nos preparo la cena y todo volvió a la normalidad. Recuerdo los días que no trabaja, nos compraba mazamorra morada después de hacer nuestras tareas. Eran las tardes más felices después del colegio.
Nunca le pregunte porque trabaja; pero si recuerdo que ella y mi papá siempre me repetían “cuándo seas grande tienes que ser una gran profesional para que saques adelante a tu familia sin la necesidad que ningún hombre te mantenga”.
“Mujer Moderna”
En fin, así crecí, creyendo que debía ser una gran profesional, una “mujer moderna” decían. Aquella que sacara adelante a su familia, que no necesitaría que ningún hombre la mantenga, recuerdo que me decían “si tu marido te toca mal, simplemente lo botas y crías tu sola a tus hijos”. Tienes un futuro por delante, me repetían; debía ser aquella que podría hacer todo lo que se proponga, aquella que viajaría por el mundo, viviría en el extranjero y disfrutaría de todo lo que el Perú en esas épocas no tenia o lo que mis padres siempre añoraron. De una otra forma así fue, viaje por muchos países, obtuve una maestría y muchos de mis estudios fueron becados o auspiciados gracias a mi esfuerzo; viví fuera y me case con un extranjero, en fin, muchas cosas de las que siempre soñé se cumplieron. Gracias a mi papá que siempre me enseñó a soñar y pensar en grande, y mi mamá que siempre luchaba por lo que quería y me enseño a ser hardworking.
Lo que NO me dijo
Sin embargo, zaz la maternidad llego a mi, cuando menos me lo esperaba, vino a mostrarme aquel lado que nadie me dijo. Aquellos sentimientos que mi mamá me ocultaba.
Recuerdo que cuando le preguntaba ¿Por qué lloras? Ella siempre respondía, “me ha entrado tierra al ojo” “tengo gripe” o “no es nada, hija”.
Ahora que he empezado a trabajar, entiendo muchas cosas que ella no me dijo:
- No me dijo que, aquel amor tan grande que te hace luchar y trabajar por el futuro de tus hijos, también te achicharra el corazón al saber que no estas con ellos.
- No me dijo que, cuando regresaba a casa y habíamos aprendido algo nuevo, se ponía súper feliz pero a la vez sentía una pena enorme por no haber estado presente en aquel momento.
- No me dijo que, una mujer cambiaría todo sus sueños o futuro profesional por dedicarse al más bello trabajo del mundo ¡Criar a sus hijos! Ahora entiendo porque prefirió trabajos independientes y de corto plazo para estar más cerca a casa.
- No me dijo que, ser ama de casa no tiene nada de malo. O nunca la quise escuchar (snif snif). Siempre dije tendré empleada, nunca preste atención a las cosas de la casa y lo peor es no aprender a cocinar, cuando tienes hijos no hay otra opción.
- No me dijo que, seria difícil dejar cada mañana a tus hijos para ir a trabajar, cuando ellos se prenden de tu pierna y te piden que no lo hagas o ver su carita de tristeza al irte. Solía reírme cuando veía a mis primas y a sus hijas, no sabia que tenían que aguantarse las lagrimas al salir.
Gratitud
Y no es que quiera jalarle las orejas a mi mamá, al contrario, cada día la admiro más por todo lo que hizo ella y mi papá por nosotros. Pero volver a trabajar no fue lo que me imagine, apenas empece a buscar trabajo las propuestas llegaron y se concretaron, encontré trabajo mas rápido de lo que me esperaba, en pocas semanas me ascendieron, sin embargo, la emoción de insertarme nuevamente al mercado laboral fue opacada por extrañar tanto a Beverly.
Es por eso que he vuelto a analizar mi relación con mi mamá y darme cuenta de todas las cosas que yo no quise ver, todas las cosas por las que ella y mi papá tuvieron que pasar para darnos un techo y un pan. Yo quiero que Beverly sea agradecida y sobre todo sepa que ser mamá y ama de casa, es una decisión hermosa, que si bien las circunstancias no me permitieron seguir siéndolo a tiempo completo, no tendría nada de malo si ella lo quiere ser. No quiero que crezca con los estereotipos que yo misma me puse, no quiero que el nivel de competencia y competitividad por tener la mejor carrera o posición, le robe la oportunidad de disfrutar de sus hijos.
¿Y ustedes que piensan? ¿Pasaron por lo mismo?
Conversaba con una amiga en el trabajo (ella tiene dos hijas de 9 y 10 años) de cómo había superado el dejarlas para ir a trabajar y me respondió: ¡Ay, como se pelean tanto es un alivio para mí los días que estoy aquí! jaja.
Volver a trabajar es difícil pero después de un periodo mamás e hijos buscan un balance y digamos que se acostumbran, lineas arribas es como me sentí al inicio luego poco a poco fuimos adaptándonos.
Gracias a Dios el trabajar todos los días solo fue un par de meses, ahora he logrado tener un balance y voy a la oficina de 1 o 2 veces por semana máximo, los demás trabajo desde casa o estoy estudiando; lo que me permite cocinar (o al menos experimentar jaja), jugar y leer libros con Beverly, no perderme sus ocurrencias y nuevas palabras, hacer cosas con Beverly que nunca imagine. Diosito nos ayude a mantenerlo hasta que ella vaya oficialmente al colegio todos los días.
P.D. Esta es una de las razones por las que ya no escribo como antes, sobre todo en temas de moda, y es que, las tardes son una cita para Beverly y para mi, es por eso que les estamos mostrando más looks minime, nos encanta ir al parque twinning ;)
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